El gobierno valenciano anunció que este mes aprobará una moratoria de dos años para las licencias de obras destinadas a convertir fincas enteras en apartamentos turísticos. Antes de que llegue ese día, se van conociendo nuevas propuestas que tratan de «escapar» del veto. Una promoción en el número 16 de la calle Quart, en pleno barrio del Carmen, es el último ejemplo.

La promotora ya ha entregado la documentación para que sea vista en la comisión de Patrimonio, el órgano que debe avalar la rehabilitación del inmueble. Se basa en un proyecto anterior de 2007 sobre el que se fueron pidiendo sucesivas prórrogas y que finalmente ha dado pie de viviendas a apartamentos turísticos. El desarrollo tiene cierta problemática, puesto que hay numerosos patios interiores, solares reservados para jardines y hasta un torreón, que según la memoria se queda fuera de la unidad al encuadrarse en el número 14.

La moratoria pretende evitar los desalojos de inquilinos, aunque el inmueble en cuestión está abandonado desde muchos años. Sin embargo, fuentes de la Asociación Amics del Carme comentaban ayer que se trata de un «ejemplo más de las limitaciones del Plan Especial de Protección de Ciutat Vella para hacer frente a la galopante gentrificación del distrito».

A su juicio, en la moratoria que ha comenzado a tramitar el Ayuntamiento debería tener en cuenta lo que está pasando en los barrios históricos: «No se construye vivienda residencial y no se hace nada efectivo para contener el tsunami hotelero», con lo que reclama medidas más efectivas para ganar población.

Los vecinos han resaltado hasta un centenar de solares y edificios pendientes de rehabilitar en el centro histórico, aunque lamentan que las únicas inversiones que llegan son para «hoteles o apartamentos turísticos». Recriminan tanto al Consistorio como a la Generalitat las reducidas inversiones en vivienda pública.

En el caso del inmueble de la calle Quart, la memoria del proyecto indica que «si bien el uso principal es residencial, es perfectamente compatible el uso terciario hotelero por no ser prohibido». Eso sí, precisan que existe la «posibilidad futura de transformar el edificio en viviendas, previa solicitud de cambio de uso, ya que cumple específicamente con toda la normativa de vivienda aplicable, sin realizar la más mínima obra». La pequeña finca que se remonta al siglo XVIII tiene cabida para seis apartamentos, por lo que «no comprometen ni masifican en exceso la oferta hotelera».

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