El turismo internacional con el objetivo de compra de viviendas en la Comunidad Valenciana aporta más dinero que las exportaciones de coches o cítricos, según la Asociación de Promotores de la Provincia de Alicante (Provia). Así lo demuestran las ventas de viviendas a clientes extranjeros en el primer semestre de 2022. Según los cálculos realizados por Provia, a partir de las últimas estadísticas del Colegio Notarial de Valencia, de enero a junio el volumen de operaciones de compraventa de casas y pisos por parte de los ciudadanos de otros países superó los 3.800 millones de euros.

Por su parte, la empresa Ford y toda la industria automovilística de la autonomía consiguieron los 2.998 millones de euros por la venta de coches al extranjero. Asimismo, los ingresos procedentes de las exportaciones de cítricos en el mismo periodo ascendieron a los 1.363 millones de euros, y los ingresos de los envíos al extranjero de productos de la industria del calzado rondaron los 690 millones de euros.

Además, la mayoría de estos sectores también importan varios productos comprándolos al extranjero, por lo que las cifras reales parecen bastante insignificantes en comparación con el turismo residencial. Por ejemplo, las importaciones de la industria automovilística de la Comunidad Valenciana ascienden a los 2.239 millones de euros.

Respecto a empleo, según un estudio realizado por la Universidad de Alicante, solo en la provincia de Alicante hay más de los 96.000 puestos de trabajo, tanto directos como indirectos, relacionados con este tipo de actividad, incluyendo la construcción, la venta de segundas residencias y su mantenimiento.

Al mismo tiempo, según la Agencia Valenciana de Turismo, el 80% de las pernoctaciones de turistas en esta autonomía se realizan en alojamientos privados, -es decir, en segundas residencias, propias, alquiladas o pertenecientes a familiares o amigos. Solo un 20% de visitantes se alojan en hoteles, apartamentos turísticos, campings u otros alojamientos colectivos. Con independencia de los ingresos generados por la compraventa de las viviendas, los turistas que escogen este modo de alojamiento gastaron los 2.636 millones de euros el año pasado, frente a los 1.737 millones que gastaron todos los demás.

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