En el contexto de un deterioro rápido del dinero que no se observaba en la eurozona desde 2009, una subida del Euribor de forma estable y constante y otros signos de una crisis financiera y económica global, la inversión inmobiliaria es el único modo eficaz para proteger sus ahorros contra la inflación y de cara a un futuro incierto. En este sentido, aventaja notablemente a otros activos que hace poco tiempo se consideraban seguros, en concreto los metales preciosos y las criptomonedas.

Según datos del portal inmobiliario Idealista, la rentabilidad bruta media de la vivienda ya supera el 7%. En los próximos meses, un aumento de los tipos de interés hipotecario afectará al ritmo de ventas, mientras que su impacto en los precios se ve menos claro, especialmente debido a la escasez de oferta.

Comprar una vivienda para alquilarla sin pedir una hipoteca no es tarea fácil, pero hay alternativas interesantes. Por ejemplo, la plataforma de inversión Urbanitae ofrece participar en sus proyectos con inversiones inmobiliarias a partir de 500 euros. Hasta ahora, la rentabilidad media anual de estos proyectos se sitúa en torno al 17%.
De las criptomonedas, el bitcoin es la más popular y rentable, pero no es estable y no presenta un refugio muy seguro. En 2022 el bitcoin se ha depreciado casi tres veces: si en noviembre del año pasado valía más de 60 mil euros, ahora vale unos 20 mil y su comportamiento posterior parece imprevisible.

Respecto al oro, su precio actual ronda los 1.600 dólares por onza y este precio prácticamente no ha variado en comparación con el mismo periodo del año pasado. Alcanzó un máximo de 1.800 dólares por onza en marzo de 2022, pero desde entonces no ha dejado de abaratarse. En cualquier caso, es bastante probable que la inversión en oro pueda dar mejores resultados a largo plazo.

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