Según los últimos datos del portal Idealista, el número de viviendas en alquiler en España ha caído un 17% durante 2022. Sin embargo, la oferta va disminuyendo, mientras la demanda y los precios no dejan de crecer. En 2022 el precio de alquiler subió el 8,4% interanual y los mayores aumentos tuvieron lugar en Barcelona (25,7%), Valencia (20,9%), Málaga (20,7%) y Madrid (11,2%).

En casi todas las capitales, pagar en alquiler requiere un mayor esfuerzo económico que la hipoteca. En el primer caso, las familias gastaban el 24,2% del tercer trimestre de sus ingresos frente del 23,3% a cierre de octubre de 2021, y en el segundo, el 23,5%, en lugar del 20,1% que necesitaban hace un año. Esto se debe al aumento de los tipos de interés y como consecuencia al incremento del coste de las hipotecas, así como a la inflación. Todo esto afecta también a los costes de construcción y complica el acceso a la compra de una vivienda.

Según un estudio de la sociedad Testa Home, la demanda de alquiler en las grandes ciudades españolas viene creciendo desde 2013 debido a la recuperación económica, la mejora del empleo, la movilidad social, los cambios demográficos y el incremento de estudiantes e inmigrantes. Sin embargo, entre 2009 y 2017 apenas se han construido nuevas casas mientras que los precios de las viviendas modernas son asequibles para una pequeña parte de la población.

A pesar de que se construyen nuevas viviendas, es evidente que la demanda crece mucho más rápido que la oferta y el stock de viviendas en alquiler disponibles es cada vez menor. La escasez de construcción de viviendas «build to rent» y las medidas políticas -como límite del 2% en la revisión anual de las rentas de los contratos de alquiler en vigor o la próxima Ley de Vivienda- hacen que las ofertas sean cada vez menores. Al mismo tiempo, las ofertas más asequibles e interesantes están a menos de 24 horas en el mercado. Según Idealista, en octubre de 2022 había un 15% de ofertas de este tipo.

Aunque el índice de precios al consumidor (IPC) a finales del año 2022 ha descendido hasta 5,8%, muchos hogares han perdido poder adquisitivo y las hipotecas se han encarecido. El Euribor cerró diciembre en el 3,018%, el nivel más alto desde 2008, lo que hizo que muchos españoles desistieran de pensar en comprar una vivienda.

Al mismo tiempo, muchas personas que quieren comprar un piso o una casa ni siquiera pueden pagar el alquiler y, por tanto, tendrán que seguir viviendo con sus padres. Debido a la gran cantidad de medidas adoptadas últimamente en perjuicio de los propietarios y las limitaciones de sus derechos, estos se han vuelto, al igual que las entidades financieras emisoras de hipotecas, mucho más selectivos en la selección de inquilinos. Esto va a provocar que un número importante de solicitantes no puedan alquilar por no poder cumplir con los requisitos.

Con el tiempo, el sector del alquiler se ha profesionalizado y, con la llegada de inversores, así como de gestores o empresas especializadas, aparecen en el mercado pisos reformados de mejor calidad y con un aspecto más atractivo para los ciudadanos. En consecuencia, los inquilinos que desean un cambio a mejor y pueden permitírselo están dispuestos a pagar más.

La subida de los precios del alquiler -sobre todo en las ciudades de la costa mediterránea- se ve impulsada por el creciente flujo de extranjeros que trabajan a distancia, para quiénes los alquileres actuales son muy asequibles. A su vez, entre los españoles, la edad media del inquilino está aumentando hacia los 35-44 años, una generación que en la segunda mitad de la década pasada ya habría sido propietario de una vivienda. Sin embargo, la mayoría de ellos ya tienen un trabajo estable, parejas, algunos ahorros y planes de futuro, por lo que eligen el alquiler con opción a compra.

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